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Y usted que lo vea

palabras

El día de El Corte Inglés.

 

Hoy es San Valentín.

Me gusta ir a la contra y estoy un pelín harto de que la gente diga eso de: "esto se lo ha inventado El Corte Inglés para vender tonterías". Estoy de acuerdo, pero soy algo tocapelotas.

Así que nada...

Feliz día de los enamorados.

Enseñame a ser español, Mariano.

 

La idea de Rajoy me parece brillante. De hecho, yo creo que TODOS los que vivimos en este santo país deberíamos firmar el contrato que nos comprometa a cumplir con las costumbres españolas.

Claro que, habrá gente, como yo, que no tenga del todo claro cuáles son dichas costumbres.

Porque ¿qué es ser español?

Pero que nadie se inquiete, porque si Mariano llega al power seguro que sabe cómo desfacer este entuerto. En las escuelas podrían enseñar Educación para la Españolía, donde sabríamos qué hacer para ser mejores españoles. O, como diría el mismo Rajoy, gente normal. Pero normal de verdad, ¿estamos?

Enseñanos Mariano, por favor.

Estamos tan perdidos sin ti...

Los listos lo tienen mal.


He estado viendo los cuatro primeros episodios de la última serie de Aaron Sorkin , Studio 60 .

La serie es, por lo visto hasta ahora, acojonante. Quizá no tan buena como El ala Oeste de la Casa Blanca, pero sigue en la línea de guiones brillantes, brillantes interpretaciones y brillante realización.

Sin embargo, Studio 60 no tendrá una segunda temporada. La cadena ha decidido retirarla debido a la escasa audiencia que ha cosechado su primer año.

Y aquí es donde entra mi teoría. A LA GENTE NO LE GUSTAN LOS LISTOS.

En efecto, la mayoría de la gente odia que alguien sea más inteligente que ellos. Y si además lo demuestra, pues apaga y vámonos.

En Studio 60 todos son más listos, ingeniosos, ricos y triunfadores que tú. Y eso jode.

Y aunque uno, al ver algo así, se siente maravillado y tratado como un ser de mediana inteligencia, para la gran mayoría de la gente es casi un insulto que le muestren a gente más lista. La gente prefiere a los idiotas. Así, en el peor de los casos, sentirán que están ante un igual. En el mejor, se sentirán más listos y, por lo tanto, superiores.

El problema es que esta teoría no se aplica tan solo a la hora de ver una serie de TV o una peli. El problema es que el ámbito donde más ocurre es en política.

A la gente no le gusta que sus gobernantes parezcan más listos que la media. Eso les hace sentir inferiores. Por eso los políticos se esfuerzan en dar una imagen de cercanía haciendo el más miserable de los ridículos. Por eso la mayoría de los políticos son gente mediocre e incompetente. Porque cuando aparece una persona brillante la gente siente antipatía por ella. Este de qué va, se dicen, qué se cree, más listo que yo...

El mejor ejemplo es, por supuesto, este caballero...

¿Cómo es posible que este tontolaba sea el dueño del mundo? Sencillo, porque su imagen pública transmite esa "cercanía" que otorga la profunda estupidez y la ignorancia supina. Vale, piensan los votantes, no sabe dónde está Israel ni quién el es primer ministro pakistaní, pero yo tampoco. Así que es un tío guay.

Y así nos va.

También en España sucede algo muy similar. ¿Cómo explicar si no que gente como Martinez Pujalte, Esperanza Aguirre, Pepe Blanco y demás salgan cada día en televisión diciendo soberanas tonterías y la gente les siga votando?

Porque son idiotas. Y eso hace que nos sintamos bien.

¿Alguien se acuerda de Josep Borrell? A la gente no le gustaba por una sencilla razón: parecía inteligente. Y por lo tanto, caía antipático.

La inteligencia te hace sospechoso.

Y, repito, así nos va.

En cualquier caso, vean Studio 60.

Piensen que viendo gente más lista que uno mismo quizá se nos contagie algo.

Dignidad alopécica

Por suerte o por desgracia un cóctel de genes y hormonas han hecho de mí un hombre calvo. Una alopecia prematura me ha dejado la cabeza como el culo de una rana.

De todas maneras, a pesar de la tristeza inicial, con el tiempo he aprendido aceptarlo. He aprendido a llevar mi alopecia con, creo, cierta dignidad.

Sin embargo (todos lo sabemos) hay hombres que no acaban de encajar la caída de su otrora abundante mata de pelo y, en pocas palabras, hacen el ridículo.

Y no sólo eso, hacen que la dignidad del colectivo sin pelo disminuya muchos enteros.
 
Atención (redoble) porque he aquí las cosas que NO se deben hacer.
 
1.- No tomes a Anasagasti como ejemplo a imitar.

 
Este estilo de echar la cortina veneciana es probablemente el ejemplo más lamentable de hombre que no sabe aceptar su destino. Además es peligroso en días de viento. Osea, que si vives en Tarifa, descártalo amigo calvo.
 
2.- Nunca jamás te pongas peluca.
 
 
Si a Nicholas Cage no le queda bien, a ti tampoco. Olvida las ratas muertas, que no engañan a nadie. Todo el mundo sabe que ese pelazo no es tuyo y que, además, te has dejado una pasta en el bisoñé.
 
3.- JAMAS te implantes pelo.
 


¿Realmente quieres gastarte una millonada para poner pelos de otras partes de tu cuerpo en la "zona cero"? ¿De verdad quieres parecer una muñeca Barbie después de pasar la tiña? Acéptate tal y como eres.
 
4.- Si por fin has decidido ser calvo, por lo que más quieras, NO TE DEJES MELENA.
 

 
Ya sé lo que me vas a decir. Que Santiago Segura hace años que es un calvo melenudo y que le va bastante bien. Haces pelis, tele, tiene dinero... Sí, vale. Pero él no es más que la excepción que confirma la regla. Los calvos con melena apestan. Es así.
 
En fin, amigos de futura alopecia. Seguid estos consejos y mantened la dignidad del colectivo de bolas de billar intacta.
 
Recordad que siempre nos quedará un consuelo llamado Sean Connery.
Un hombre demuestra con su existencia que se puede ser más atractivo calvo que con pelo.

Cuidadín, que vienen los comunistas

Aquí os dejo un fragmento de una peli de propaganda anticomunista hecha en los 70 por un grupo cristiano.

No sé qué opináis vosotros, pero la verdad es que el niño repelente se lo estaba buscando.

Atentos al brazalete del comunista, que está muy currado. Cómo se nota que había dinero en Moscú...


Navidad, navidad, dulce Navidad.

 

 

Hoy es Nochebuena. Y, por tocar un poco las pelotas, no voy a ir por ahí diciendo que no me gusta la Navidad, que me parece algo materialista y triste.

La verdad que es me parece todo eso y algo más. Pero qué demonios, tengo 10 días de vacaciones.

Así que aquí va un video de felicitaciones. Crosby y Sinatra , así por lo menos le ponemos algo de savoir faire a estas engoladas fechas.

Y si es demasiado azúcar, pues este es una bizarrada . Yo me he echado unas risas.

Hala, Merry Navidad.

Soy un cascarrabias.

Soy un cascarrabias.

Hay ocasiones en las que la gente le hace a uno sentirse viejo.

Por ejemplo, cuando algún niño o adolescente te llama señor, o cuando descubres (como escribió David Trueba) que todos los futbolistas que te gustan son más jóvenes que tú.

De la ocasión que quiero hablar hoy es de lo viejo que nos hacen sentir los individuos que no tienen educación. Y cuando digo educación no me refiero a que no sepan leer y escribir. Quiero decir modales.

Esta gente me hace sentir viejo. Me obliga a quejarme, a ser un cascarrabias como los de los Teleñecos. Y eso me jode más todavía.

En cualquier caso, no sé si porque me hago mayor o porque es un hecho, cada día tengo una mayor sensación de que la gente en general no tiene modales. Y para muestra un botón:

La otra mañana tuve que ir al banco a hacer un ingreso. Después de chuparme una buena cola me tocó estar frente a frente con el empleado de banca. Le dije a qué había venido y el hombre se puso a ello. Hasta ahí, todo normal. El tío no era un paradigma de la simpatía, pero tampoco iba yo buscando amigos.

Pero de pronto, el tío se puso a hablar con su compañero de al lado. Para ello, dejó de hacer su trabajo (tramitar mi transferencia) y además se tomó su tiempo. Y ahí estaba yo, con prisa porque llegaba tarde al curro, esperando.

Por supuesto, el caballero en cuestión no pensó en ningún momento que quizá yo no tenía toda la mañana para hacer una gestión. No pensó que quizá podía molestarme que me ignorara de una manera tan clara. No pensó en mí, en definitiva.

Aparte de que no hizo su trabajo mostró una total falta de respeto. Y este tipo de cosas pasan cada vez más, me parece.

El otro día fui al cine a ver El orfanto y el tipo de al lado se comió al menos tres paquetes de gusanitos de esos que vienen en unas bolsas que hacen un ruido escandaloso cada vez que entran en contacto con la mano humana. No me molestan las palomitas, pero esto era acojonante, en serio... Así que me chafó varias escenas de la peli cargadas de suspense. ¿Le importaba molestar? ¿Lo pensó siquiera? No.

Hace un par de semanas subí a un autobús y unas adolescentes iban escuchando música en su móvil de última generación con MP3. Pero no con los auriculares, si no a través de los altavoces del aparatejo. Osea, que todo el autobús tuvimos que escuchar sus canciones a todo volumen. ¿Se detuvieron a pensar que quizá molestaban? No.

Y, como he dicho, lo que más me jode de todo esto no es la falta de eduación.

Lo que más me jode es que luego voy yo por ahí quejándome como si tuviese ochenta años.

Que luego voy yo y escribo esta entrada en mi blog.

El por qué de escribir un blog o

 

Bueno, primera entrada y, como ejercicio de reflexión, bueno es comenzar pensando en por qué la gente (yo entre ellos) se dedica a esto de escribir blogs.

En mi caso, el factor que más ha influido es estar "enganchado" a la lectura diaria de varios blogs, en su mayoría de gente relacionada con mi curro. Esto es, el mundo del guión, principalmente para televisión. Supongo que este puntito de imitadores (herencia de nuestros abuelos los monos) que todos tenemos es fundamental a la hora de comenzar algo así. La moda del blog es eso, una moda (no sé si pasajera o no). Es decir, algo que uno hace porque lo ha visto hacer a otros.

En segundo factor, y aquí lanzo el órdago, creo que nace de un acto de vanidad. ¿Acaso no escribimos blogs para dejarnos notar, para imprimir nuestra huella en la red, para decir aquí estoy yo y esto es lo que opino sobre la cría del berberecho salvaje o sobre la geopolítica en ciertas regiones de Asia central? Me parece bastante factible que el ego tenga cierta parte de responsabilidad en la proliferación de los blogs o diarios personales. Porque estos, a diferencia de los diarios íntimos que todo hijo de vecino (yo la verdad es que no, para qué engañarnos) ha escrito en su adolescencia, el blog es público. Su función no es el secreto, si no la difusión. Es decir: eh, miradme, escuchadme, decidme cosas, hacedme casito...

No sé... A lo mejor estoy terriblemente equivocado, pero he estado pensando en la ducha en por qué me había dado de alta en este servicio y esta pequeña pajilla mental (juro que solo ha sido mental) es lo que se me ha ocurrido.

Pues ná. Saludos principiantes a quien lo lea.